Mi madre me abandonó cuando yo era muy pequeño y desde entonces vivo con mis abuelos. Están jubilados y reciben una pensión de 68 dólares al mes. Mi tío, de 38 años, está muy enfermo y mi tía, de 42, cose guantes y sábanas que luego vende en el mercado, pero solo gana 1,30 dólares al día. En casa había violencia por culpa de mi tío.
La abuela quería que me fuera para protegerme de este entorno, pero coincidiendo con la salida de prisión de mi padre, y con las ayudas que nos proporcionaron, entre todos construimos una nueva casa, ¡fue un gran trabajo en equipo! Estoy encantado de vivir en ella y estar de nuevo con mi padre.