Tengo 33 años, estoy casada, y soy madre de tres hijos: dos niñas de 12 y 9, y un niño de dos años.
Estoy muy contenta por trabajar en el huerto del barrio de Zongo, del que soy la supervisora. Para mí supone tener responsabilidades, me siento útil y tengo un motivo por el que levantarme cada mañana, además de para cuidar de mi familia. También me encanta ayudar a las otras mujeres del pueblo.
Con mi salario puedo ayudar a mi familia y ocuparme mejor de mis hijos, puedo costear los gastos médicos y es una gran oportunidad para mí. Doy gracias a Dios por ello.