No conocí a mis padres. Me abandonaron en el campo cuando era un bebé y me crié gracias a una mujer mayor. Cuando ella murió y yo ya era un chico, sus familiares me querían echar de casa ya que temían que pudiera reclamar una parte de su herencia. Tuvieron que intervenir los líderes locales para que pudiera seguir con ellos pero no podía pagarme la escuela.
La fundación puede sufragar el coste de mis estudios y definitivamente continuaré con estos, ya estoy en el nivel senior 2.