Mi marido, Venkata Narayana, murió hace más de siete años a causa del SIDA. Tengo dos hijas y un hijo. La mayor está haciendo un curso de auxiliar de enfermera comadrona, y mi segunda hija está en cuarto de primaria. El más pequeño también estudia cuarto en la escuela del gobierno local.
Debido a la enfermedad de mi marido, contraje deudas por los costes del tratamiento. Además, mis padres y mi cuñada tenían que ayudarme económicamente. Antes de que mi marido falleciera obteníamos ingresos gracias a su trabajo como comerciante de ropa en los pueblos vecinos, mientras yo realizaba trabajos artesanales. El tratamiento en el hospital de RDT de Bathalapalli no tuvo éxito y tuve que venderlo todo.
Vivíamos en una pequeña choza en la que en las temporadas de lluvia teníamos que llevar nuestras pertenencias a las casas de nuestros familiares ya que no estaba bien protegida y entraba el agua del exterior. Con su ayuda hicimos reparaciones temporales pero al poco tiempo se hundieron. Por este motivo, mis hijos y yo nos refugiamos en la casa de un pariente.
Soy una de las beneficiarias del programa de viviendas en la aldea de Cheruvumundu Thanda. Posteriormente, RDT me facilitó un préstamo, que ya he conseguido devolver, a través del Fondo de Desarrollo de la Mujer para poner un pequeño negocio. También, gracias al apoyo y sugerencias del personal de RDT del Centro de Formación Profesional de Gandlapenta, estoy aprendiendo en la unidad de encuadernación de libros.
Con esta formación gano un promedio de 100 rupias al día. Estoy ahorrando cara rupia que puedo para poder proporcionar una buena educación a mis hijos. Gracias a RDT y los colaboradores de España ahora somos capaces de vivir nuestra vida plenamente. Sin su apoyo seguiríamos teniendo muchas complicaciones en nuestro día a día. Ahora tengo la esperanza de que mis hijos tengan un buen futuro.