Cuando mi marido nos abandonó a mis 5 hijos y a mí, hace 25 años, decidí emprender un negocio.
Pedí un primer crédito de 480 dólares a la entidad de microfinanzas SPBD Tonga con el que compré materias primas para hacer cestos de paja y manteles. También dediqué una parte del préstamo a la inversión en el cultivo de productos agrícolas que me empezaron a proporcionar unos ingresos mayores que las otras actividades. Gracias a esto, invertí en el negocio agrícola un segundo préstamo, de 550 dólares, y un tercero, de 800. Aumenté mi línea y cantidad de productos: ahora cultivo lechugas, pepinos, judías, zanahorias y tomates.
He podido comprar una furgoneta de reparto con la cual distribuyo mis productos a los mercados y restaurantes de la zona. Mi hija y mi yerno me ayudan a tiempo completo e incluso a mis nietos les gusta colaborar durante los fines de semana. Durante la época de la cosecha, puedo contratar trabajadores externos.
Con la misma entidad, SPBD, tengo una cuenta de ahorro, un seguro de vida y otro de salud.